De
girasoles y perspectivas.
Dejas
las células de música,
en la
paz del violín te vas.
Lloro
amuro el llanto en la diversidad.
El
lunfardo se me viene encima y
el arrabal es un sueño que no descansa.
La
violencia de la música constituida tangamente.
Así
como un desencuentro, abajo se estira el bandoneón,
mano
amiga a quien enredar lágrimas.
Las
degüello en un abrir y cerrar de ojos
a 50
pies de altura, a 30 años luz,
a imagen y semejanza me alcanzan las palabras.
Luz de
los pies, con gravedades diversas.
La
creación es dispersa.
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