lunes, 11 de agosto de 2008



Cuando estuche esto:


http://es.youtube.com/watch?v=Vlci-kCEaKE


Surgió dedicarle unas palabras... un desvelo ...


Sinfonía N° 9 de Antny Dvorak

Como atrapar el cuarto movimiento en letras. Si es como un cuarto que anuncia, sin saber pronunciar esas letras. Donde un orden, un desorden tempestean por abisorar el horizonte, no hay espacio para ambos. Dos potencialidades lanzan sus fuerzas a la batalla del allá.
Dejándose la pluma y la lengua para lengüetear, anidando los ojos captándolos. Cortándolos entre los resquemores de salir a cazar ojos y sentirlos propios olvidando que los ojos están en todos los lugares. Desde un orillo se puede mirar, desde un árbol vociferando «bolio un cuore, un vino o nido».
No se sabe pero esos once minutos y escasos segundos transcurren en la ubérrima locura de querer hacer todo. De dibujar la paz y el avance de las fuerzas, a veces silenciosas, precavidas o furiosas prepotentes despertadoras del alba.
Se configura la mezcla cuya salida es el reve angelius. Aturdirse de Dvorak es impresionarse hasta la belleza, con asombros sombríos, contra los ríos donde no hay un moldavía, ni un Smentana.
PROXIMAMENTE HABLAREMOS DEL COLOR ESPERANZA.