Se fue humillando la vida.
sobresalió en las pertenencia de la ciudad.
En el bar desde su mirador,
donde hijos de musas y gracias revoloteaban en
el papel aliado...
(escoba con brújula).
Hizo pie en los detalles
y entre sus manos tantas vidas:
reas, lapidadas, cambalache de respiros.
Su aliento fiera* de alcohol.
Salteaba noche,
como si paseara paginas.
Abría paréntesis sucumbiendo en los
pliegues del verso.
Con los ojos abiertos soñaba,
por temor que al cerrarlos se atragantarara
con verdades ajenas.
De luto el sol,
en el instante del abandono de sus pies en la tierra.
Antes de yacer con abrojos en el mundo
adelantó su sensibilidad,
asomó en el crepúsculo deshojando
debilidades de la creación...
*del lunfardo, en la expresión “Ser una fiera” para algo: ser excelente