sábado, 10 de marzo de 2012

Tiempos dislocados

IV

Hoy 17 de enero de 2010, el aire se corta, el sol entra por la ventana cubierta de una cortina vieja, sucia. Cortina que vio pasar muchas personas, muchos muebles que mudaron, se escucha el repiquetear de teclas de una maquina de escribir y de las computadoras.

El silencio es el dialogo, yo apenas existo en este territorio, soy aquello marginal en toda el área. Como una trinchera o una cueva donde nació Jesús, así enfrentó las horas, todo sea por el jornal. La alineación del hombre puede ser instantánea, el hombre en la relación laboral puede ser arrojado al tacho de basura como un papel, nos obstante primeramente puede ser aboyado manchado y mezclado con el resto de la basura. Allí uno se da cuenta que la miseria humana, que el hombre descripto por Nicolas Maquiavelo ese hombre que uno encuentra en lo cotidiano, obvio no siempre, pero en este reino marca su impronta ese Hombre, pasional, destructivo, competitivo. No puedo dejar de lado, las relaciones de clase, Marx, pero aquí no existe esa conciencia de clase, menos aún la solidaridad de clase.

Alguien abrió la ventana, circula el aire y a lo lejos el ruido de la calle se sumerge en la oficina y la puerta también esta en 90 grados de su marco, se escucha el resto del ritmo de las oficinas. Puedo decir que soy grande, que mi contextura física es grande, que se hablar, se escuchar y sonreír, pero todas estas funciones, aquí no me sirven. Puedo observar, la maquina de escribir me recuerda a la película la vida de los otros, el espía que detrás de las paredes escuchaba todo.

15.10 de la tarde, la radio suena con esa música de verano, pasatista, la máquina no hace ruido. Aunque recientemente el tiempo se espesa, mi problema se dispersa, encuentro muchas cosas por hacer, pero me siento en el proceso la novela de Kafka, así en la espera de los tribunales, yendo por pasillos oscuros. No es difícil, sobrellevar el silencio.

V

18 de enero, hoy pareciera que el tema principal de cantico cuasi si estuviera en una cancha, la melodía, se viene el estallido, de mi guitarra de tu gobierno también… si no hay ninguna novedad, y si el tiempo se detuviera en un instante como el barrilete en el cielo.

Toda la infancia me viene encima, se me cae como una pared encima, ese barro de la infancia, el rancho, con él que mi abuelo puso barro, paja, agua, chapas, tierra húmeda regada con la regadera, el patio de la casa, del rancho no queda nada es tapera.

No hay comentarios: